Restaurante Botín, el restaurante más antiguo del mundo
Conoce el Restaurante Botín, el restaurante más antiguo del mundo, un sitio donde la historia y la gastronomía van de la mano
ÍNDICE:
Restaurante Botín, el restaurante más antiguo del mundo
Sobre el Restaurante Botín, el restaurante más antiguo del mundo
Inicios
Aunque se tiene constancia de la existencia del edificio en el que está emplazado desde 1590, no es hasta 1725 cuando abre sus puertas fundado por un cocinero francés llamado Jean Botín. Al principio, el restaurante solo ocupaba la planta baja y las plantas superiores cumplían las funciones de hospedería.
Con el paso del tiempo, el Restaurante Botín se ha ido ampliando con la desaparición de los alojamientos situados en las plantas superiores. De esta forma, se convirtió en el restaurante de 4 plantas que se puede visitar hoy en día.
Al llegar el siglo XX, el restaurante pasa a manos de sus propietarios actuales, la familia González. En esta época, Botín era una empresa familiar que contaba con solo siete empleados. Aunque era un negocio próspero, el estallido de la Guerra Civil le obligó a enfrentarse al primer cierre de su historia.
Una vez finalizada la contienda, los hijos del propietario se hicieron cargo del negocio y, poco a poco, fueron convirtiendo al Restaurante Botín en lo que es hoy en día. Actualmente, el negocio está dirigido por la tercera generación de la familia.
El Restaurante Botín en la actualidad
A día de hoy, una de sus mayores curiosidades podemos encontrarla en su escaparate. Se trata del certificado otorgado por el libro Guinness de los Récords que afirma que el Restaurante Botín es el restaurante más antiguo del mundo.
Si todavía no conoces su ubicación, aquí la tienes.
Croquetas de jamón
En un primer momento, nos sorprendió el tamaño. Como puedes ver en la foto, eran bastante grandes. Aunque no estaban demasiado calientes, tenían la temperatura perfecta para comerlas disfrutándolas sin tener que esperar a que se enfriasen. Mientras que por fuera eran extremadamente crujientes, su interior era bastate cremoso. En comparación con las croquetas que puedes encontrar en otros sitios, las del Restaurante Botín, son más bien sólidas y ligeramente picantes.
En resumen, nos han gustado pero las hemos probado mucho mejores a precios bastante más asequibles.
Cordero asado del restaurante botín
Sinceramente, el cordero asado estaba delicioso. La carne era tan tierna y jugosa que prácticamente no hacía falta utilizar el cuchillo para cortarlo. Además, el plato era bastante grande. En la foto, puedes apreciar la mitad ya que el camarero tuvo la amabilidad de cortarlo y repartilo ya que teníamos pensado compartirlo.
Cochinillo asado del Restaurante Botín
Al igual que con el cordero, la rápidez con la que sirvieron el cochinillo nos sorprendió. Pero a diferencia del plato anterior, la cantidad de comida en este era bastante escasa. Afortunadamente, el camarero tuvo nuevamente el detalle de cortarlo para poder repartirlo, así que lo que puedes apreciar en la imagen es solo la mitad de la ración.
Aunque el cochinillo del Restaurante Botín estaba bueno, no está al nivel de los que puedes encontrar en Segovia. En mi opinión, tiene una relación calidad precio nefasta.
Tarta Botín
Inicialmente teníamos pensado pedir la tarta de queso para finalizar la velada pero a partir de haber leído reseñas no muy buenas sobre ella, decidimos elegir otra cosa. Echando un vistazo a la carta, descubrimos la tarta Botín. El nombre nos inicitó a pedirla desde el primer momento, ¡y qué buena idea!
Se trata de una tarta de tres capas de bizcocho borracho, rellena con crema pastelera y recubierta completamente por merengue. Por un lado, el interior de la tarta era muy jugoso y sabroso, mientras que su cobertura era dulce pero no lo suficiente como para empalagar. En conjunto, como puedes imaginar, es una delicia.
¡Totalmente recomendable!
Comer en el Restaurante Botín es mucho más que comer. Aunque los precios sean muy elevados e incluso se puedan considerar abusivos y la comida no sea la mejor que puedas encontrar, aún así, vale la pena darle una oportunidad. Comer en el restaurante más antiguo del mundo es una experiencia que no todo el mundo tiene a su alcance. Y a pesar, de que no creo que repitamos, la experiencia ha sido satisfactoria dentro de lo que cabe.
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